El Periódico

En la barra del café-bar “Tómatelo Con Calma”, hay un periódico que todos los días lo deja Don Tomasino para que lo lean sus clientes. Es un local tranquilo, en un barrio tranquilo, donde nunca pasa nada.

Entró un cura, pidió un café, y se sentó en la barra leyendo el periódico. “Continua la guerra en Iraq: Los resientes ataques sobre la ciudad se cobran la vida de 90 personas.” Aunque ya estaba hecho a leer estas noticias, y verlas día a día, no se acostumbra del todo a ellas. Pagó el café y salió a la calle con la mirada fija en el suelo. ¿Por qué tanta muerte? ¿Es qué a caso sólo había odio en las personas?

Luego entró un empresario. Un café y un brandy como cada mañana. Coge el periódico sin mucho interés. A ver que pone: “La guerra en oriente medio afecta a la bolsa considerablemente. Miles de acciones caen en picado.” Ésta noticia hace que se sienta inseguro. ¿Y si le pasara lo mismo a él? Perdería su buena posición económica. Aunque intentando aparentar ser un hombre impasible y seguro de sí mismo, sale del local irremediablemente preocupado.

Tras éste, entró un profesor. Leyó el periódico, pues casi era lo único que le interesaba de aquel sitio. “Un hombre mata a su mujer.” Más de lo mismo –pensó-. “Aumenta el impuesto del patrimonio.” Como no… “28 muertos éste fin de semana en la carretera.” –El mundo sigue igual de mal, o incluso peor. –Murmuro-. Se fue tan infeliz como cada mañana.

Luego entró un tonto. Pidió un zumo y se quedó sentado en el taburete con la mirada perdida. Vio el periódico sobre el mostrador y no resistió la tentación de cogerlo. Lo miró durante un momento y sonrió. Arrancó las hojas con mucha delicadeza; dejando correr su imaginación. Salió por la puerta con los brazos repletos de los juguetes hechos con el periódico y la cara rebosante de entusiasmo. Y corriendo y riendo, con incansables arrebatos de alegría, se fue calle abajo lanzando al viento los aviones de papel.

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