Palabras mencionadas de una mente extraviada

Cuanto más ruido hay a mi alrededor, mejor escucho lo que hay dentro de mí. Es por eso que en estas horas aprovecho y me pongo a escribir. Pero, a veces, me atasco y no sé cómo explicarlo; es así que descubrí que la carencia de palabras limita la expansión de nuestra alma. ¡Y mil cosas que me quedan aún por decir! Pero que ahora sólo conozco unas pocas, y mañana espero descubrir algunas otras.
Como que los pecados son espinas que se nos clavan muy adentro, y a veces, no basta con pedir perdón para expulsarlas; es por eso que en vez de seguir hurgando para sacarlas, más vale poner tu atención para no ensartarte con otras. O que a veces para ser mejor persona, es preferible acordarte de cuando eras pequeño –con esa ternura y ese anhelo-, que buscar consejos impersonales, de libros aún más ajenos.
Y he tardado veinticinco años en curarme de la televisión, y descubrir que no necesito tanta información como me dan. Que la misma veracidad encuentro en un cuento de Poe que en el testimonio de Fulanito (que le pasa de todo).
También que la música es importante, pues cuando carecemos de medios para aflorar algún sentimiento, las cuerdas de una guitarra resultan más precisas que las de nuestra garganta.
Y ahora me gusta mirar por la ventana, y aprovechar el paisaje; pues mañana cambiara su geografía y solo podrá ser acogido en mi recuerdo.
¡Y ay qué pánico le tengo a la puerta! Pues a diferencia de la ventana, cuando cruzo el umbral formo parte de Eso, que muchas veces no entiendo, y otras muchas veces, me dejan a su cargo.
Y sé, que la vida es precaria, y que en tan poco tiempo tengo que resolver un enigma que yo mismo me formulo, pero que no entiendo.
Entonces es cuando encuentro el alivio en tu mirada, pues de tan bonita que eres no pude evitar fijarme en tus ojos; así descubrí que no soy el único que está confundido, sino que todos caminamos como perdidos.

No hay comentarios: